domingo, 18 de marzo de 2007

EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Estando en mi adolescencia y siendo una quinceañera, me levanté uno de esos días que te sientes tristona, algo te impide levantarte y salir a la calle. Quede con una amiga a desgana. Nos sentamos en unas escaleras de un portal. Mientras ella hablaba, yo la escuchaba ensimismada mirándome a los pies, y de repente salieron de mi boca las carcajadas más fuertes que hayan podido salir de ella. Tan fuerte fue mi risa que saltaron las lágrimas de mis ojos, y sentía que me asfixiaba.

Mi amiga con cara de interrogación me preguntó:

-¿De qué te ríes?

-¿Sabes cuál es el secreto de mi felicidad? La contesté.

-¿Cuál?

Me levanté los pantalones dejando al descubierto mis calcetines. Eran grises, los típicos que vienen 3 pares, son iguales y solo cambia el color de las rayas. Pero esa vez me había puesto un calcetín de cada color, y al descubrir mi despiste no pude evitar la risa.

Mi amiga me miró como si estuviera loca, sin decir ni una palabra. Pero a mi no me importó lo que pensase ella. Mi despiste me había alegrado el día, y es que las cosas más simples y absurdas son las más graciosas, y la risa es la mejor terapia; fundamental para alcanzar la felicidad.

EL HOMBRE FELIZ

Érase una vez un rey que lo que más deseaba en el mundo era lo único que no tenía: la felicidad. Tenía multitud de bufones, pero ninguno le hacia sonreír y mucho menos feliz.

Un día preguntó a uno de sus consejeros que era lo que necesitaba para alcanzar lo que tanto ansiaba, y éste le contestó que solo alcanzaría la felicidad si se ponía la camiseta del hombre feliz, pero tendría que ser un regalo de éste.

Tanto ansiaba la felicidad que propuso ofrecer la mano de su hija a cambio de la camiseta del hombre feliz.

El rey emocionado preguntó entre los nobles ya que pensó que entre ellos encontraría al hombre feliz:

-Entre ellos debe de estar, ya que ellos tienen joyas, objetos valiosos, y dinero con el que podrán comprar lo que deseen. Pensó.

Pero se equivoco ya que ningún noble estaba conforme con lo que tenía o lloraban la perdida de sus objetos valiosos. Entonces su consejero le dijo que preguntara entre los campesinos:

-¡Claro!, ellos al carecer de poder y de dinero, no tendrán objetos valiosos, y no sentirán su perdida. Pensó el rey.

Pero ningún campesino era realmente feliz ya que tenían hambre, estaban cansados de trabajar, y ansiaban lo que tenían los nobles. Pero éstos le llevaron ante un joven andrajoso. Era el más pobre del reino. El rey dudando por su aspecto le preguntó:

-¿Es usted feliz?

-Si señor, yo soy feliz.

El rey emocionado y con ojos ansiosos le dijo:

-Entonces... ¿podrá usted darme su camiseta? A cambio le daré la mano de mi hija.

-Señor, no habría nada que me agradara más, pero yo no tengo camiseta.

-¿Pero como no vas a tener camiseta, muchacho?

-Señor, para ser feliz no necesito una camiseta.




martes, 13 de marzo de 2007

SOY LA PERSONA DE UN GATO

Las personas compran animales como si fueran objetos, luego se cansan de ellos y los abandonan. Incluso hay quien los tira a la basura cuando su gata tiene crías.

Otros, en vez de tirarlas, las matan. Me parece inhumano. ¿Tirarían ellos a sus hijos a la basura? Mejor no pregunto, porque hay quien también hace eso.

Me pareció curioso cuando el gato de un amigo empezó a dar vueltas a mí alrededor restregándome el culo. Le dije:

-Tu gato me esta poniendo nerviosa. ¿Qué está haciendo?

-Cuando restriegan el culo por algún sitio sueltan un aceite para marcar su territorio.

-¿Entonces me está marcando cómo suya?

Curioso, soy la persona de un gato.





sábado, 10 de marzo de 2007

ABANDONO DE LA SOLEDAD

Desde el 1 de Enero he abandonado mi estado de soledad; tantos años buscando la soledad y una vez encontrada, decidí abandonarla. Ya no quiero sentirme sola, y he dejado que los demás se acerquen a mi, he roto todas las barreras que impedían que los demás pertenecieran a mi vida. Ya estoy preparada para el mundo social sin barreras.

La soledad no me disgustaba, todo lo contrario, me sentía bien. Prefería estar sola en casa sin nadie, con la simple compañía de mis pensamientos, de un buen libro o una peli. Lo prefería antes que irme de marcha con los amigos. Yo decidí esa soledad y acabe con todo lo que me rodeaba: con los amigos, con la familia, deje de estudiar unos estudios que no me llenaban. Solo tenia a mi pareja, aunque le veía poco. Solo un par de horas los viernes.

Me sentía feliz, ya no sufría por nadie y solo me preocupaba de mi misma. Empecé a cuidarme a hacer deporte, comer sano... Comencé unos estudios nuevos, que me llenaban de verdad. Pero volví a la realidad social y he dejado caer esas barreras que impedían que se me acercara la gente. Comencé por hacer las paces con la familia, y en especial con mi hermano.

Veo mas a mi novio, y hasta tengo amigos nuevos. Gente majísima como nunca había conocido. He vuelto a tener contacto con amigos que veía poco o casi nada.

Aunque haya roto mis barreras protectoras a veces busco un poco de soledad, pero por momentos. Ya no tengo miedo al dolor porque comprendí que es parte de la vida, y nos hace sentir que estamos vivos.

MATE A AL PERSONAJILLO DE MI PROFESOR

Han pasado varios meses desde que escribí mi único contacto físico con mi profesor. No se exactamente que ha pasado dentro de mi, pero ese amor que sentía o atracción física se ha convertido en repugnancia. Le he conocido mejor y su personalidad ha machacado mis sentimientos. Ya no soportó su humor, ni sus bromas. En vez de reírme de sus chistes fáciles lo único que hago es bacilarle, y él se queda cortado.

Hace pocas semanas estaba en un estado de nervios a flor de piel, creía que estaba embarazada de mi novio. Todo el mundo me noto triste y demasiado callada, raro en mi. A él no se le ocurrió otra cosa que hacer una broma sobre mi, mis compañeros se rieron, me sentó tan mal que estuve a punto de decirle cuatro cosas, e impotente por no poder hablar tuve la tentación de irme de clase, pero recapacite y me quede inmóvil, en silencio, con los ojos acuosos sin llegar a soltar ni una lágrima. Cuando el profesor me preguntó por un ejercicio de clase no le conteste, simplemente le mire a los ojos con esa mirada que mataría a cualquiera. Él comprendió mi mirada, retiro la suya y preguntó a otro. Desde ese día no paro de dejarle mal, no a posta sino como método de defensa inconsciente.Ya se que hago mal, y en mis notas se ha reflejado, de un 8 he pasado a un 5 en su asignatura, pero no lo puedo controlar, es superior a mi.


Es mejor así, ya no hay ningún conflicto en mi interior, ni en mi cabeza, y en mi corazón solo ronda una persona; mi novio. Así que mato aquí mismo a este personaje, ya no tiene ningún interés para mi.


ÉL

Son las 12:25 de la noche. Estoy algo adormilada, tumbada sobre la cama. Siento que el frío recorre mis brazos, y la música mis oídos. Imagino que él me abraza, siento el calor en mis brazos y su dulce aliento sobre mi nuca. Siento en mi mente como recorren sus dedos sobre mi piel y poco a poco entra mi cuerpo en calor, y la humedad se apodera de la depresión del gran monte de Venus.

Mi mano tropieza con mi seno, lo acaricio y noto que está empitonado, la piel es suave. De repente me viene a la mente aquel día; era un día más para muchos. Me sacó a la pizarra, tenía que hacer un ejercicio, pero cuando me quitó el rotulador para escribir algo en la pizarra, su mano chocó con la mía, sentí el calor que desprendía su cuerpo y mi mano helada absorbía ese calor y quería más, yo quería más... Pero nuestras manos se separaron, y cuando hubo terminado con el rotulador, me lo devolvió con sumo cuidado cogiéndolo por el borde inferior para no tocarme, yo lo cogí por el borde superior ya que comprendí que él se había dado cuenta de nuestro contacto y no deseaba volverme a tocar, por el contrario yo si deseaba otro contacto, pero me parecía que no me lo merecía. Mi mirada se entristeció pero...¿qué podía hacer? lo único que podía hacer era mantenerme alejada. ¿Una aventura con un profe? No, nada de eso, tengo que quitármelo de la cabeza, pensé.

Él no es el típico profesor. Tiene pocos años más que yo, como mucho 29, y yo tengo 22. Es moreno, ojos negros, profundos y una sonrisa que derretiría a cualquier mujer. No es guapo, su nariz es enorme y lleva la barba guarra, y eso me encanta. Me imagino su lengua en mi vagina, mientras aprieta el clítoris con su enorme nariz, y me roza con su barba en mi sexualidad.