viernes, 27 de noviembre de 2009

Dulce venganza

¡Mm!, me encanta el sabor que hace que segregue más saliva con un sabor entre salado y dulce, que hace que mis pulsaciones sean más fuertes y más rítmicas, y que parezca que algo va a salir disparado de mi pecho.
Ese algo es mi corazón, el cuál impulsa mi adrenalina hasta el máximo de los niveles que puedo soportar.
Estoy preparada para mi dulce y amarga venganza. Dulce para mí, pero amarga para quién la va a sufrir.
Disfruto de cada momento que ocupan mis pensamientos entretenidos en la planificación de mi venganza; algo que le recordará a mi víctima que los dulces conejitos inocentes pueden no ser tan inocentes ni tan estúpidos como él cree. Pero sobre todo no me olvidará nunca y espero que me recuerde como el conejito que supo darle su merecido, y yo le recordaré como la cucaracha que es, y que aplasté con el pie de mi venganza contra el suelo.
Porque yo soy la reina de los conejitos, ¡qué no le quepa la menor duda!
Espero que aprenda de una vez que cuando hieres a una mujer, es mejor, por tu bien, no volverla a ver, y mucho menos buscarla, ya que su venganza puede ser terrible.

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